viernes, 16 de octubre de 2009

el reemplazo es sinónimo de sofocación


Nunca me gustó dar lástima y por ello en la universidad
ninguna de mis amigas siquiera sabía lo mal que la estaba pasando. Había vuelto el
arlequín, el muñequito de torta, el disfraz de la mujer maravilla, todos juntos,
combinados intentando formar una nueva personalidad para confrontar este momento:
abandono. Y peor aún: reemplazo.
Porque sí, sabemos que tengo un tema con el abandono (y que probablemente se
deba a algún desvarío de mi infancia) pero si hay algo que me cuesta más que el
abandono es el reemplazo. Palabra fuerte, si las hay. Ser abandonado es desprenderse de
un lazo, desajustarse el cinturón: sentirse inseguro. Cuando alguien me abandona me
siento huérfana, perdida, sin tierra. Soy Ammar Mousa, luchando contra los israelitas.
Soy yo, entre la neblina buscando el camino de vuelta a ninguna parte. Ese es el
abandono: una casa vacía y yo gritando el nombre de quien me abandonó; abandono es
un eco que dice Alejandro, Alejandro, Alejandro, incansablemente en mis dos oídos
para siempre.
En cambio, el reemplazo es aún peor. Es un bosque sin neblina, donde
claramente veo que no solo me han dejado a un lado, sino que lo hicieron por un
propósito
o mejor: por una persona. Que me abandonen y se retiren con las manos
vacías, bien, podría entenderlo después de un intento de suicidio y cinco años de terapia,
pero que me abandonen para irse con otra persona eso jamás. No voy a poder
entenderlo, no pude entenderlo y no lo entiendo, ni quiero, ni pienso, ni nada. No. Es una negación absoluta, el reemplazo es sinónimo de sofocación, de que me falta el aire,
de que me puedo morir inmersa en convulsiones sin remedio alguno. No me reemplaces
Alejandro, jamás. Y como si se lo hubiera pedido, lo hizo.

Datos personales

Mi foto
Soy muy puta y no trabajo para vos, mantenida gracias a la propaganda. No voy a ser tu ramera, no limpio lo que ensusias. Soy astuta, no investigo para vos, desatame no quiero colaborar. No voy a ser prisionera de tu organismo feudal.