Casi fluyo, casi limpia. Casi me llevas, casi caigo. Te hubieras olvidado lo difícil, hubieses recordado el fracaso de tu plan, tu marcha, tu fuerza vital se agota a veces, de días, luego de largas sesiones de sexo sin intención, de placeres individuales, movimientos forzados, absurdos, hasta imperceptibles. Solo entiendo la vergüenza, la farsa, la buena memoria, castidad. Que pecado guardas en tu manga apretada. Que basta historia que casi triunfa en la ingenuidad, que burda excusa para recurrir a las técnicas de placeres intachables. Que falsa ficción, que gran espectáculo. Me burlo, me encuentro, me toco, me espanto. Donde estoy ahora ya no es el límite. Casi en la frontera del horizonte, oculta entre el pasto. Siento eso que me atraviesa el alma. Desangro en el placer de morir por lo eterno. Ya no me alimento, ya no hay trampas. Y así nos vamos matando, si nos golpeamos desde adentro. No puedo aliviarme, no puedo ser más fría. Estando juntos me pierdo, tu eterno me mata. Y casi vivo.